Comunicación «SEMBRADORAS ELÉCTRICAS. UNA REALIDAD EN EL MUNDO Y EN EL CAMPO ARGENTINO», de J.P. Vélez, F. Scaramuzza, y D. Villarroel, presentada en 15º Curso internacional de agricultura y ganadería de precisión.
La robótica es cada vez más protagonista de la producción agropecuaria, en la que los componentes mecánicos están dando lugar a otras innovaciones electrónicas. La dosificación variable, los pilotos automáticos, los cortes por sección en sembradoras y pulverizadoras que evitan la sobreaplicación, los detectores de malezas para aplicación de herbicidas en forma localizada, la regulación completa de una cosechadora desde una pantalla táctil, entre otros tantos avances, no son otra cosa que parte de camino ya transitado hacia la robotización de la actividad agrícola.
Los dosificadores eléctricos son un sistema que remplaza el sistema cinemático de la sembradora, es decir que permite independizarse del sistema de transmisión de potencia desde la rueda tractora al distribuidor de semillas, pasando por diferentes cadenas u cardanes, permitiendo una simplificación considerable de la maquinaria, reemplazando las parte móviles y de alto mantenimiento por pequeños motores eléctricos de fácil montaje y remplazo en caso de desperfectos.
La utilización de motores eléctricos abre nuevas fronteras permitiendo regulaciones antes imposibles y facilitando o simplificando otras. El hecho de que cada cuerpo de siembra tenga un comando independiente posibilita el corte por sección, impidiendo el solapamiento de la siembra que duplica el costo de semillas y que puede provocar disminuciones de rendimiento por sobrepoblación lo que produce una competencia intraespecífica. También permite la compensación de siembra en caso de trabajar en curvas, manteniendo el espaciamiento entre semillas consistente desde el surco interno hasta en la parte exterior del radio de giro.