Del artículo «Uso de sensores infrarrojos para estimar dosis de fertilización racional en maíz en Guanajuato», de Roberto Paredes, María del Pilar Alamilla, y Andrés Mandujano, publicado en Revista Chapingo, serie Zonas áridas.
En Guanajuato (México), el maíz es uno de los cultivos más importantes desde el punto de vista alimentario, industrial, político y social. La experiencia con productores en los últimos años ha demostrado que las recomendaciones de fertilizante basadas en análisis de suelo no logran satisfacer las demandas nutritivas del cultivo para lograr altos rendimientos. En concreto, la optimización del manejo de nitrógeno (N) en maíz requiere la determinación adecuada de la dosis de este nutriente, específicamente en el reabone.
El análisis de suelos continúa siendo el enfoque más utilizado a nivel mundial para generar diagnósticos y recomendaciones de fertilización (García y Ciampitti, 2010), sin embargo, la experiencia en trabajos de investigación y en campo han demostrado que las recomendaciones basadas en análisis de suelo no logran satisfacer adecuadamente las necesidades nutritivas de los cultivos, debido a que dicho análisis provee un índice de disponibilidad de nutrientes en el suelo y éste difiere del índice de extracción y absorción por parte del cultivo.
Actualmente existen métodos en campo que mediante índices de verdor, nitratos y clorofila, proporcionan información respecto al contenido de nutrientes como el nitrógeno, fósforo y potasio, entre otros, mediante los cuales es posible realizar diagnósticos y recomendaciones precisas de fertilización de forma rápida y no destructiva.
Una alternativa es el uso de sensores infrarrojos como el SPAD 502 de Minolta, que mide el índice de clorofila en las hojas; este valor tiene una clara correlación con la cantidad de nitrógeno en la planta, lo cual permite conocer las necesidades nutrimentales en cuanto a nitrógeno se refiere.
Durante los ciclos PV 2010 y 2011 se establecieron dos ensayos en la región centro-sur del estado de Guanajuato y se evaluaron siete tratamientos, los cuales constaron de dosis crecientes de N: 0, 45, 90, 135, 180, 240 y 300 UN. Se determinó el índice de clorofila mediante el sensor SPAD, cuando la planta presentaba siete hojas completamente desarrolladas (V7) y se determinó rendimiento.
Mediante el paquete estadístico SAS 9.2 se realizó un análisis de varianza combinado y una comparación de medias (DMS α=0.05). La máxima respuesta del rendimiento de grano se presentó en el rango de 180 a 300 UN, debido a que no presentaron diferencias estadísticas entre ellos.
Se observó una relación proporcional entre la dosis de N y el valor SPAD en la etapa V7 del cultivo. Esta información es una base para generar el diagnóstico de requerimiento de fertilizante nitrogenado en el cultivo de maíz.